Las tecnologías de la información se han instalado en el día a día de consumidores y empresas para cambiar los hábitos de consumo y las formas de comunicarse. Los usuarios sienten la necesidad constante de estar conectados e informados en cualquier momento y lugar. Es por ello que actualmente resulta casi imposible no disponer de tablets, smartphones e Internet. Esta revolución tecnológica afecta sin duda a la manera en que nos informamos, nos comunicamos y por supuesto a la forma en que consumimos.

Así pues, las empresas deben adaptarse a estos cambios en los hábitos de consumo y deben acometer un proceso de transformación digital que les permita adecuarse al nuevo entorno y a las nuevas necesidades del consumidor.

La transformación digital es ya el presente, no se trata de una opción para las empresas, sino que es clave para ellas. De hecho, se estima que la transformación digital alcance una facturación entre los 1,5 y los 1,8 billones de dólares en los próximos 4 años.

Según un informe presentado en el último Foro de Davos en España el PIB relacionado con el entorno digital crecerá del 19% actual (unos 200.000 millones de euros) hasta el 22% en 2020 (252.000 millones).

Ante estos datos, resulta evidente que las empresas no tienen más alternativa que adaptarse a esta nueva transformación.

¿En qué consiste la transformación digital?

Se trata de una reestructuración que deben llevar a cabo las compañías para evitar un punto de inflexión causado por las tecnologías digitales y los nuevos comportamientos de los clientes.

Ya no basta con tener una web o perfiles en las redes sociales para estar al día en el entorno digital. La transformación digital va mucho más allá y significa que hay que implicar a diferentes perfiles de la empresa, desde el director general, a los responsables de marketing y los perfiles técnicos. El cambio debe suponer además una revolución en la forma de hacer negocios.

Para lograr una verdadera transformación digital hay que estudiar los cambios en los consumidores, clientes y usuarios. Hay que analizar la situación y cuestionarse lo procesos, métodos y objetivos para iniciar los cambios que sean necesarios. A partir de ahí se deben gestionar los datos de forma óptima y personalizada para lograr ser más competitivo.

Factores clave para la transformación digital de las empresas

Principalmente hay tres factores esenciales en la transformación: el cambio de la demanda de consumo, el cambio de la tecnología y el cambio de la competencia. Cuando alguno de estos factores incide de manera que una empresa ya no está en condiciones de atender a sus clientes, ha llegado el momento de comenzar el cambio, la evolución y la transformación.

Respecto a los cambios en la tecnología hay que tener en cuenta algunos aspectos como la importancia de los dispositivos móviles, que se han convertido ya en una nueva forma de hacer negocios. Es por ello que las compañías, después de fijar unos objetivos, ubicarán dónde están sus clientes, es decir qué páginas son las que consumen y cuáles son las redes sociales que utilizan. Y finalmente utilizarán las herramientas más idóneas para llegar a ellos y estudiarán cuáles son las mejores maneras para hacerlo.

¿Por dónde empezar?

Podemos enumerar tres pasos a seguir para iniciar la transformación digital de una empresa:

  1. Conocer a los clientes y su comportamiento en el entorno digital. Esto nos permitirá diseñar acciones que permitan llegar mejor a él y ofrecerle productos y servicios personalizados y totalmente adaptados a sus necesidades. El análisis de las transacciones de los clientes nos permite comprender el comportamiento del cliente en relación a nuestros productos y servicios, siendo una parte fundamental del análisis de clientes.A través del Big Data, sistemas informáticos que permiten acumular enormes cantidades de datos sobre el comportamiento de los clientes, las empresas pueden conocer los gustos, usos y costumbres de los usuarios. Pero después habrá que convertir estos datos en información útil para llegar a ellos de la forma correcta
  2. Impulsar formas de trabajo más productivas

Las nuevas tecnologías permiten trabajar en cualquier lugar y en cualquier momento, lo que ofrece una gran flexibilidad de horarios y lugares de trabajo a los empleados. Pero además habrá que flexibilizar también las formas de trabajar. Esto implica un cambio profundo en la cultura de la empresa, que debe ser impulsado desde los más altos niveles de la organización.

  1. Potenciar la innovación

Los líderes empresariales deben crear un entorno favorable para la generación de ideas y el impulso de la innovación. Así, ellos serán los encargados de fomentar conceptos como el trabajo colaborativo, la innovación abierta o el espíritu creativo.

En definitiva esta nueva era digital supone que la empresa se afronte a nuevos retos y que se vea obligada a anticiparse y a cambiar sus hábitos para lograr sobrevivir en el nuevo entorno.