Los algoritmos se basan en la experiencia previa de cómo han actuado los clientes para poner un precio u otro

La respuesta es contundente: sí. De hecho es lo que ya sucede en las estaciones de servicio de países del norte de Europa, como Holanda. Resulta curioso ver cómo allí pueden cambiar los precios en una misma gasolinera dependiendo de la hora que sea.

El cambio de precios de los combustibles provoca una variación inmediata en el IPC, puesto que no sólo afecta a lo que pagamos por llenar el depósito, sino que influye en el precio de prácticamente todos los productos. Es decir, si el precio de la gasolina sube o baja, se encarece o abarata a la vez el coste del transporte de los productos y con ello el precio de los mismos. En España los precios se fijan diariamente. Las gasolineras están obligadas a comunicar cada cambio de precio por adelantado, al menos una hora antes, al ministerio de Industria, Energía y Turismo. Además tienen que enviar un informe cada lunes, a riesgo de que se les abra un expediente y se les multe en caso de no hacerlo. Es por ello que en nuestro país de momento no está permitido el cambio de precios de forma dinámica.

Gas station 3D rendering with easy changeable price

No obstante, existen países en los que los precios de los carburantes cambian de forma sustancial a lo largo del día, se fijan minuto a minuto. Esto se debe ni más ni menos que a la inteligencia artificial. Estas estaciones de servicio utilizan algoritmos que usa este tipo de tecnología. En función de cómo se prevé que los consumidores vayan a responder, según estos algoritmos, la gasolinera baja o sube el precio de los combustibles. Se utiliza para ello datos en tiempo real que determinan si los consumidores reaccionarán de forma positiva o negativa ante una bajada o subida de precio para conseguir al final un aumento de las ventas. En general, se tiene en cuenta si es momento valle o pico de tráfico, el precio del crudo, el clima o las ofertas de la competencia.

Los algoritmos se basan en la experiencia previa de cómo han actuado los clientes, para poner un precio u otro. Se trata entonces de encontrar el margen adecuado de lo que los clientes están dispuestos a pagar. Se construye una base de datos con información histórica de precios, días del año, clima, etc. Esta base se conecta con los sistemas de compra de gasolina al por mayor, para que el software estime cuál va a ser la demanda en función de estos precios mayoristas y de los de la competencia.