Gasolineras tradicionales conviven con las ‘low cost’ e hipermercados

En los últimos años el mercado de las estaciones de servicio ha sufrido una transformación que ha desencadenado en una competencia entre tres tipos de actores: las gasolineras tradicionales, las llamadas “low cost” y los hipermercados.

En esta lucha por conseguir el mayor trozo del pastel, el precio de los carburantes juega un papel muy importante. Principalmente todo comienza con la llegada de las “low cost” o “desatendidas”, ya que el un ahorro de costes en personal les permite bajar los precios.

Por otro lado, desde hace unos años varias petroleras han firmado acuerdos con cadenas de supermercados y grandes distribuidoras para instalar en sus estaciones de servicio tiendas de proximidad, es decir, comercios en los que poder adquirir productos de alimentación y otros de ocio.

Con todo esto, los conductores se han acostumbrado a esta nueva situación y cada vez más buscan el precio más económico a la hora de repostar. No obstante, las gasolineras tradicionales siguen ofreciendo algunos valores añadidos, como los aseos, las tiendas u otros servicios que ofrecen algunas de ellas, además de la comodidad de contar con un empleado que se encarga del repostaje.

Aumentan el número de gasolineras

Los datos de la Asociación Española de Operadoras de Productos Petrolíferos (AOP) demuestran que en 2016 -últimos disponibles- había en España un total de 11.188 gasolineras, un 2,2% más que las que registradas al cierre del año anterior. Así, en los últimos cinco años el incremento ha sido del 8,5%. Aunque a pesar de que hay más estaciones funcionando, los datos ponen de manifiesto que en los dos últimos años se han perdido 2.700 empleos en el sector.

Del total de puntos de venta, 7.645 pertenecen a la categoría de ‘operadores mayoristas’, 2.600 a ‘otras marcas’, 358 a la de ‘hiper/supermercados’, y otras 585 de ‘cooperativas de venta al público’. Esa es la única clasificación que hace la AOP, que no distingue entre las ‘desatendidas’ o ‘automáticas’ y las tradicionales, por lo que no se puede cuantificar el incremento de las ‘low cost’.